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viernes, 5 de abril de 2019

Presentación #3


Me dicen Bet, Beta, Betty, Maribeth, Betabel, Betiluz, Betanie, Bethany, Betsi, Betty Boo. Pero en realidad me llamo María Betania. Mi día favorito del año es el 26 de marzo, porque es mi cumpleaños, llevo 30. Cuando tenía 7 años descubrí que me gustaba la radio. Papá había ganado en un concurso, de cortar manzanas en la tele, un equipo pequeño que tenía casettera doble y radio am-fm. 10 años más tarde estaba terminado la escuela secundaria y me había anotado en la novedosa Licenciatura en Cs. de la Comunicación de la Universidad de Tucumán, nada tenía que ver con la radio pero aprendí mucho aunque tardé 10 años más en recibirme y mi trabajo de tesis intentó ser una crítica constructiva a la carrera, no sé si lo logré. En el medio, hice de todo: aprendí guitarra, probé con la escritura, jugué al fútbol, me emborraché una que otra vez, viajé por el país y fuera de él, tuve un accidente y me operaron, comí asado y aprendí a hacer asado, me paré frente a personas que no conocía a contarles lo que sabía, trabajé para vivir y también viví para trabajar. Ando arriba de una bicicleta casi todo el día, o al menos así lo hacía hasta hace un tiempo que me mudé a Buenos Aires y aún no pude traerla, ni tampoco desinstalar el aire acondicionado de la casa en donde viví en Tucumán. Otra provinciana huyendo a la gran ciudad, eso pienso a veces. Tuve un solo novio con el que salimos siete años pero me enamoré cuatro veces, dos de ellas me rompieron el corazón, aún me duele. Me definiría como la misma proporción de entusiasmo que de miedo, siempre en un extremo o del otro, aun no aprendo la escala de grises. Leo y duermo menos de lo que quisiera por eso lo que más extraño son mi cama y mis libros. Me gustan mucho los vestidos, las faldas y los short pero creo que en realidad lo que me gusta de verdad son mis piernas; se parecen a las de mi mamá y las siento como una verdadera herencia familiar, grandes y largas sosteniendo firmes a las mujeres de la familia. Odio mis ojos. Son bonitos, ya lo sé, pero no sirven para nada, veo menos la realidad que un político en campaña. Soy mala haciendo chistes. Tengo un solo tatuaje que en realidad vendría a ser la suma de un montón de cosas que me apasionan y cosas que no entiendo, como la música y los lugares a los que ella me traslada, es como si existieran de antes. Desayuno siempre, no importa si son las 6 de la mañana o las 6 de la tarde. Admiro profundamente a las personas que aman lo que hacen, las descubro porque les brillan los ojos cuando hablan de ello. Sueño con encontrar aquel brillo en mis ojos cuando me miro al espejo mientras me lavo los dientes antes de dormir. Me gustan las plantas y las flores pero aún no aprendí a cuidarlas. Mi favorita es la Santa Rita, pienso en mi abuela cada vez que me cruzo una de ellas. Me siento afortunada de tener una abuela, y a veces tengo más ganas de ser abuela que madre. Aun no lo decido. Cargo siempre papel y lápiz a donde vaya, aunque sea una salida de noche al boliche. Creo que en los lugares más simples se esconden fragmentos de historias para contar. A veces no escribo nada.

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