Fabián Polosecki era el más pequeñín de tres hermanos y como todo niño que crecía allá por 1970 amaba las historietas y las películas de ciencia ficción. Tenía fascinación por las máquinas de escribir por lo que pasaba casi todas sus tardes inventando cuentos en el patio de la casa en la que vivía en el barrio de La Paternal.
De niño le gustaba mucho hacer preguntas, tanto que algunas veces su madre lo retaba pidiéndole que se quedara callado y no fuera tan atrevido. Sin embargo sus hermanos lo escuchaban con atención y se admiraban con cada una de sus ocurrencias.
Cuando inició la secundaria Polo, como le decían todos en el
cole, comenzó a fijarse en otros temas. Mientras que en la primaria sus materias
favoritas eran plástica y educación física, de adolescente empezaron a gustarle
las clases de historia y política. Tal es así que terminó siendo el líder del
centro de estudiantes en su escuela.
Ya de adulto Polo mezcló su amor por las historietas y su
atrevida forma de preguntar con sus ganas de contar historias propias. El
pequeño niño que fantaseaba con muñecos de papel se hizo grande dibujando a
héroes de barrios, villas y esquinas.
Miles de personas vieron a sus personajes y sus historias en
la serie televisiva “El Otro Lado”, que luego sería inspiración para el armado
de un periodismo diferente.

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